Acompañando el año nuevo, viene siempre una lista de propósitos interminables para alcanzar en los próximos 365 días. Si para los adultos resulta una tarea complicada y a veces, a estas alturas del año, ya hemos incumplido alguno, ¿qué pasa con los peques?
Como muchos sabréis los niños funcionan en gran parte de las ocasiones por imitación a personas de mayor edad. Que ellos tengan propósitos de año nuevo, como los adultos, es algo muy positivo, siempre y cuando sepamos adaptarlos a su medida.
Los primero de lo que debemos asegurarnos es del vocabulario que usamos, pues muchas veces el concepto propósito no se comprende bien. Podríamos aprovechar un rato en familia para hacer un pequeño análisis del año planteando preguntas como, ¿qué os ha parecido el año? ¿Pensáis que hay alguna cosa que podamos mejorar en este 2017? Reformulando las cuestiones y la conversación a la madurez de cada pequeño.
Tras mantener este pequeño debate con los peques, os aconsejamos que hagáis juntos una tormenta de ideas en la que todos puedan sugerir cosas a mejorar y, por qué no, algún propósito a mejorar en familia. En este momento coger papel y boli y escribirlos.
Una vez tengáis claro qué objetivo tiene cada uno, revisarlos y tener en cuenta que tienen que ser comprensibles, algo que se pueda realmente mejorar y sobre todo que de verdad se haya entendido el porqué de la mejora, sino, no se llegarán a cumplirlos. Quizás alguno tenga la duda, ¿y cuáles podrían ser uno buenos propósitos para los niños? Aquí va un recopilatorio, aunque seguro que hay muchos más.
Ejemplos de propósitos para los peques
- Mantener su cuarto y los juguetes ordenados
- Lavarnos los dientes después de cada comida, o al menos, dos veces al día.
- Ser menos vergonzoso.
- Aprender a hacer algo nuevo, cantar, bailar, tocar algún instrumento, algún deporte, alguna manualidad.
- Tener una pequeña hucha y ahorrar un poco de dinero cada semana.
- Atreverse a probar cosas nuevas durante la comida.
- Comer verduras.
- Aprender a reciclar, separa el papel del plástico, hacerse responsable de tirar la basura en casa.
- Jugar menos a las videoconsolas y sustituirlo por otros juegos menos tecnológicos, como juegos de mesa o simplemente por la lectura.
- Empezar a hacer cosas solos, ducharse, los deberes, vestirse.
- Ser más obediente en casa y en el cole.
- Ayudar en las tareas de casa.
Y, ¿a la hora de hacer propósitos para la familia?
- No reñir por tonterías.
- Pasar más tiempo juntos.
- Cuidar la alimentación.
- Hacer deporte juntos.
- Fomentar las excursiones culturales.
- Trabajo en equipo
- Hablar más las cosas en casa.
A la hora de escoger pensar en los propósitos no es cuestión de escoger un montón, más vale que sean 1 o dos y que estemos realmente concienciados de cumplirlos. Por ello, no sólo basta con hacer este pequeño ejercicio, si no que para que la motivación perdure debemos ir más allá.
Una vez tengamos los objetivos, debemos de pensar en actividades que nos ayuden a alcanzarlos. Por ejemplo, si tenemos como propósito pasar más tiempo en familia, ¿qué podemos hacer para cumplirlo? Y pensamos algunas actividades que podamos realizar durante el año para mejorarlo. Siguiendo con el ejemplo: instaurar el sábado como el día de almuerzo en familia, hacer al menos 1 excursión al mes toda la familia, cenar todos juntos, etc.
Otro de los factores que puede ayudar a motivarnos durante todo el año es, crear un panel o algún tipo de mural, que esté colgado en alguna zona común de la casa (el comedor, la cocina, la salita). Aquí os dejamos un pequeño ejemplo por si os sirve de inspiración.
Tener propósitos individuales y comunicarlos nos ayuda a mejorar y es una muy buena oportunidad para que en familia alcancemos retos y que los peques sean conscientes que todo necesita un esfuerzo.
¡El lunes os esperamos con un nuevo post que os ayudará con el propósito de ser más ordenados!