Seguramente no sea esta la primera ocasión en la que escuchéis este dilema. El uso de la tecnología y las preocupaciones que esto conlleva son una constante de nuestra rutina. Por este motivo, hemos convenido interesante aportar nuestro punto de vista.
Hay muchos padres que ante las desventajas que presentan el uso de aparatos electrónicos, prohíben a sus hijos el uso. En el lado opuesto, encontramos a aquellos que no ponen límites al uso de las tecnologías. Ante ello, surge una cuestión, ¿qué postura es la más adecuada?
Educar en su uso
Según varios expertos alejar a los pequeños del uso de las tecnologías puede suponer una desventaja en su futuro, pues les aleja de una realidad, el uso de dichos aparatos es rutinario. Con ello, no hacen alusión a que se pueda realizar un uso excesivo, sino a que se debe normalizar y educar en el correcto funcionamiento.
Los peques deben familiarizarse con la tecnología
¡La utilizan hasta en las aulas! En nuestras visitas a los coles, vemos que muchos de centros ya están “tecnológicamente adaptados”. Y la verdad es que no se nos ocurre mejor ejemplo de equilibrio entre los tradicional y lo tecnológico como el que vemos en las aulas. Podemos encontrar desde ordenadores con teclados adaptados, hasta pizarras digitales, hasta cocinitas hechas con cajas de cartón, dibujos que decoran el aula. En fin, un equilibrio que desde nuestro punto de vista es el adecuado. Los niños deben de jugar, de divertirse, de aprender y para ello, pueden haber distintos caminos, todos con su lado positivo. Por lo que resulta muy interesante mezclar.
Todo tiene sus ventajas
Por esta razón nos gustaría despedirnos con una recopilación de las virtudes de ambas posibilidades.
Por lo tanto, no hay que platearlo como un disyuntiva, sino que debemos trabajar para que ambos vayan de la mano.